QUERIDO HIJO ( Marco, Chopi ):
“Te escribo una carta larga porque no tengo tiempo de escribirte una corta” (Voltaire)... una que resuma todo lo que desde hace algún tiempo deseo alcanzarte.
Pero, en fin, sé que me sabrás entender. Y te prometo que al hacerlo - seguro en varias etapas- trataré de guardar la ilación para no perder la coherencia del mensaje.
En primer lugar tengo que decirte que me siento muy orgulloso de ti. Con tus métodos, con tu forma de ver la vida estás logrando lo que tu deseas. Y desear algo en la vida, tener metas, objetivos, ambiciones ( sí: ambición no es una mala palabra) es fundamental para alguien que se jacte de ser un ser humano con las neuronas y energía suficientes para lograr lo alto. Porque si no estás en lo alto, estás en lo bajo, o si no en el medio. Y el que está en el medio es precisamente eso: un mediocre.
Sé que tu y yo tenemos puntos divergentes sobre muchas cosa. Lo percibo y tu también. Pero estoy seguro que en esto pensamos igual. Y aunque los métodos puedan ser diferentes, los fines son exactamente los mismos: jamás seremos unos conformistas y nuestro camino, como alguien decía, debe ser como una escalera curva al cielo: solo cuando subes un peldaño alcanzas a ver el que sigue en el tope. Siempre seguiremos escalando y siempre veremos un peldaño más. Y en ese diario fluir identifico también un denominador común: tu nobleza. Podemos ser todo lo audaces y ambiciosos que queramos pero jamás patearemos a alguien en el suelo. Ese sentimiento de nobleza es el que nos diferencia de los buitres y arribistas, quienes al percibir la carne arrasan con todo. Con egoísmo irracional y sin importar quien caiga.
Tu te preguntarás, y con justa razón, ....¿y porque te escribo esto? (¿ Que mosca le ha picado? ). Pero también en eso somos iguales. Sensibles a todo lo que nos rodea, aunque la mayoría de veces encubiertos en una máscara de impenetrable acero duro que se desmorona al más leve toque de amor. Y eso es lo que pasa. De pronto - en el matrimonio de Katia- me pregunto dentro del amor que les profeso a todos mis hijos, ¿ qué he hecho por ti?. Y la respuesta me llena de sentimientos encontrados que al final concluyen en reproches. Te he dado educación, es cierto; pero cuanto hubiera querido darte un tanto de mí para que lo estudies y no necesariamente lo tomes pero que al menos lo asimiles como experiencia. En eso sé que he fallado, aunque a la distancia espero haberte transmitido algo. En todo caso, al contemplarte, si no lo tomaste de mí, créeme que yo he aprendido de ti.
A tus 32 años tu vida ya está orientada. Eres joven aún y no sabes cuan joven eres todavía. ¿ Que te puedo decir a estas alturas que me interese para ti? . Simple: Libera tu cuerpo, deja volar tu alma, persigue tus sueños, encuentra tu destino, llega tan lejos como quieras llegar, vive en armonía, conversa con el mundo, disfruta de la vida, comparte tus sentimientos y considérate especial. No porque seas único, sino porque no eres igual a los demás, sin que ellos sean menos. Escribe tus metas del año, procúrate conquistar la chica que quieras, haz un recuento de tus preocupaciones y ambiciones, no te inhibas en tus movimientos pero procura controlar tus emociones. En esta filosofía yo todavía me sigo moviendo a pesar de los años que ya pesan.
Según lo que observo, los hombres como tu y yo sin menosprecio de la espiritualidad, ansiamos la comodidad, el placer y la buena vida. ¿ Tiene esto algo de malo?. Definitivamente no. Y aquel que afirme lo contrario esta en el limite de la hipocresía. Obviamente para esto se requiere dinero. Pero para nosotros el hacer dinero es parte de nuestro honesto vivir. Yo siempre lo he sentido así. Sin embargo, y es bueno precisarlo, en el tratamiento del dinero es menester tener también ciertas normas. Gana todo el dinero honesto que puedas. Si en ese camino tienes que tirar un codazo a alguien, no vaciles, hazlo. Toda ganancia dentro de los límites de las reglas de juego son permisibles. Pero no te olvides que las reglas las ponen los hombres y ellos también pueden cambiarlas. ¿ Quieres regalar un dólar? Regálalo. ¿Quieres gastar un dólar? Gástalo. Pero eso sí, nunca desprecies un centavo que entre o salga de tu bolsillo. Si por casualidad se te cae, tomate el trabajo. Agáchate y recógelo. Tu me dirás ¿ y porque piensas así?. Te diré: yo soy un tanto el reflejo de los míos - cercanos - que siempre quise superar. Mi padre, por ejemplo, nunca me dijo nada sobre mi o mi vida. Solo lo observaba y sacaba mis conclusiones. Eso sí, recuerdo nítidamente que alguna vez, quizás cuando tenía unos 17 años y quería definir mi futuro, que de repente ni le importaba, me dijo: “ Sé lo que quieras ser, pero en lo que escojas sé lo mejor”. No me olvido. No soy lo que quería ser - ni soy el mejor - pero aún me encuentro en la escalera curva de la que hablábamos.
Y hablando de ejemplos. Te puedo decir que mi vida ha estado rodeado de ellos y siempre ha tratado de tomar obviamente lo positivo, y no me quejo. Lo que sucede, como siempre, es que hay que tener ojos para ver. Mi intención es decirte que siempre hay algo que aprender de otros, de los buenos y de los malos. Tu vida estará siempre llena de circunstancias que alimentarán tu espíritu. Abre tus ojos y toma lo que debes. En mi familia, por ejemplo, hay casos que pueden ilustrar. Comenzaré por el mas cercano. ¿ Supiste alguna vez que yo llegué a tocar saxofón por emular y tratar de superar a tu tío Hugo?. Hugo, una persona de una inteligencia extraordinaria, empeñoso, dinámico, hacía todo lo que le atraía y una vez se le ocurrió comenzar a tocar saxo. Era un “boom” en el Colegio Militar Leoncio Prado en donde me llevaba 2 años. Era el engreído. Yo, con envidia y ambición me dije: ¿ si él puede porque no yo?. Y lo hice, y quizás mejor, a tal punto que esta actividad me sirvió de sustento en mis primeros años de universitario, tocando en clubes nocturnos e introduciéndome a una bohemia de la que aprendí mucho (y de la cual aún hoy me cuesta salir). Pero lo cierto es ¿ Si no hubiera Hugo... tocaría yo saxo?. Si no hubiera un ejemplo, un reto. ¿Hubiera yo avanzado?.Cierto es que Hugo, ni nadie, somos perlitas del cielo. Sin embargo, lo importante es siempre tomar lo positivo. Si Hugo es descentrado y alevoso, David era la personificación solemne del orden, la rectitud y la conducta. El fue quizás mi verdadero padre y de el aprendí su pujanza a prueba de balas, su ambición profesional, su honestidad, su sinceridad su perseverancia. Definitivamente mereció llegar mucho mas alto a lo que llegó, aunque llegó bastante alto y con un cariño y admiración de la gente que lo rodeó que a mí me consta. Fue humilde, pero altanero. Fue modesto, pero displicente. Fue duro, pero tremendamente sensible. Por él soy un profesional, por él estudie, por él me gradué. Ansiaba seguir su ejemplo y no ser menos. De él recuerdo tres nítidas cosas: Tenía yo 19 años y ya me había comprado un carrito volkswagen, con mi trabajo, algo que a él siempre le sorprendió y le intrigaba pero que alentaba sutilmente. Un día me dijo: ¿ Y tienes brevete?, Por supuesto que no lo tenía, y me espetó: ¿ Y quien mierda eres tu para creerte especial y no cumplir con la ley?. Por supuesto que a los 18 la ley solo es un enunciado, pero desde ahí comencé a tomar un poco mas en serio mis actos. Otra vez, cuando tenía 21, estaba por entrar al negocio de las academias pre-universitarias y necesitaba 10,000 soles. Se los pedí a David, le dije que se los devolvería en 2 meses, era una cantidad fuerte. Me miró, sacó su chequera y me giró un cheque, no dijo más. Su sorpresa fue cuando al mes siguiente vine con 5,000 soles a devolverle la mitad. Es cierto: quien da pronto da 2 veces, pero la confianza que te tienen no es solo algo que debes cultivar sino principalmente conservar. Tu crédito es un tesoro. La otra fue por el año 70. Tu ya estabas por nacer y yo con 25 años me creía el salvador del mundo y el transformador impenitente de la “sucia sociedad capitalista”. Era el Secretario General del Comando Universitario Aprista y se dio el golpe de estado de Velasco Alvarado. Después de varias redadas dieron conmigo, me apresaron y llegue hasta Lurigancho. David era Capitán de Navío asimilado y en pleno ascenso: Sabía que lo estaba comprometiendo y por eso nunca lo llamé. Sin embargo, el se metió y logró sacarme y al salir me dijo: “¡Te me vas a la Marina, carajo!”. Yo ya era ingeniero y el entrar a la Marina significaba asimilarme, también como él, previo examen de admisión para ingresar como oficial. Cabizbajo, di mi examen, no se como pase el de seguridad por mi historial político, pero el hecho es que ingresé con el primer puesto, tras lo cual David recibió felicitaciones. Fue un triunfo pírrico. A los 3 meses inteligencia de la Marina descubre quien soy y me botaron de la Marina de la forma mas cruel ( ahora me parece chistosa). “ Un aprista no puede tener el honor de vestir el uniforme de la Marina de Guerra del Perú”, me lo dijo el propio Ministro de Marina de entonces. Imagínate a David. Pero su aplomo y cordura durante todo este proceso fueron un ejemplo para mí que no olvidaré. Jamás hubo una sola palabra de reproche.
El “ pelón” Adolfo era otra cosa. Se movía en su mundo como caminando entre nubes. Ni una dosis de pragmatismo, pura ciencia cognoscitiva. Vivía entre libros y discos de música clásica. Sus hijas han inventariado cerca de 3,000 libros que por decisión de él pasarán a la Biblioteca de la U. Católica, así como otros tantos discos, CD`s o cintas. Jamás escuché de él ni una lisura o palabra mal hablada. Jamás le vi hacer gala de un mal carácter. Siempre la mirada complaciente y la disposición a escucharte. Era de una inteligencia extra-terrestre. Muy apreciada pero inservible en esta jungla de cemento que es nuestro mundo. Pero a él no le importó nunca. Nunca tuvo dinero. Y si alguna vez lo tuvo jamás le dio importancia. Cuando era Universitario ganó un premio para escritores noveles organizado por el Suplemento del Diario el Comercio. El premio era la publicación del cuento y S/.600. Él ganó, se publicó su cuento y los 600 soles se los tiró comprando libros en una Librería de la Plaza Francia. ¡ Como no aprender de él! . Luego ingresó a la carrera diplomática donde en esa época solo entraban los que tenían mucha plata o los muy inteligentes. Obviamente en esos años nosotros éramos unos provincianos recién migrados de la sierra de Cajamarca y con escasos recursos. Yo estudiaba en una escuela fiscal. Una vez cuando tendría unos 5 o 6 años, ya sabía leer, Adolfo que estaba acostado leyendo en la cama de su cuarto ubicado en la azotea de nuestra humilde casa de Chavin 265, Chacra colorada, me llamó y me dijo. ... “Haber vieja ( así me llamaban mis hermanos mayores porque no tenía dientes delanteros) léete este párrafo ( del libro que estaba leyendo) y dime lo que entiendes. Se trataba de unas diez líneas de los “ Diálogos “ de Platón. Los leí y después me hizo la pregunta. Le recité de memoria lo que había leído pero le contesté que no había entendido nada. Se sorprendió por mi memoria y comprendió porque no entendía y acto seguido me introdujo al peripatético Platón. Todas las tardes, a eso de las 6, me agarraba del cuello y desde la casa, conversando siempre de historia y de los grandes hombres que él admiraba, me llevaba hasta una juguería que quedaba en la Avenida Venezuela para tomar una “ vitamina” ( un jugo mixto de frutas ). Y en las noches nos reunía a todos los hermanos: Hugo y el negro David que vivía con nosotros incluido, para narrarnos historias basadas en los poemas de Homero. Ahí tomé una afición por la mitología Griega que aún conservo. La Iliada y la Odisea, Ulises y Jasón y los argonautas fueron mis compañeros y héroes de infancia. De Adolfo recibí el hábito de leer, mucha cultura y el gusto de estar en ella. Con él intenté aprender la sutileza en el manejo de la inteligencia como arma. De Nena, ni hablar, ella fue mi segunda madre. Quizás no me enseñó mucho pero si recibí de ella raudales de cariño, como la Quelita, aquella mujer imperturbable, serena hasta el sufrimiento y de la que nunca, jamás, escuché algún improperio contra mi padre. A muy temprana edad yo ya tenía algún dinero fruto de las Academias Pre- Universitarias, y la verdad era que muy poco o nada me importaba la universidad. Un día Quelita me enfrentó y me dijo: “si, es bueno tener dinero, pero como todo lo material se consume si no tienes el sustento para conservarlo. ¿ Te imaginas algún día perder el negocio y resignarte a ser un cajero de banco por no ser un profesional?”. Volví a la universidad, volví a ser “pobre” y efectivamente, el negocio en algún momento se acabó pero yo llegué a ser un profesional con las armas suficientes para afrontar mi futuro.
Y fíjate. ¿ Te das cuenta que no he tocado para mucho a mi padre?. Y es que mi memoria no me evoca recuerdos saltantes. Algo debió pasar. Y eso es lo que no quiero que pase contigo. Como te dije: aprende de todos los que te rodean, pero de verdad que yo también quisiera estar ahí. Entre los que te rodean y entre los que pueden dar algo en tu vida.
UN BESO
27, Enero, 2003
miércoles, 18 de enero de 2012
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