Hace algunos días, con ocasión de las celebraciones patrias, una amiga que estudia conmigo y que trabaja en la embajada del Perú en Washington DC me extendió una invitación para participar en un ágape de celebración en la Embajada. Mi respuesta fue tan rápida como sorpresiva para ella.
- No puedo, le dije,....no tengo pañuelos !!
- Que?..que quieres decir? es tan solo un cocktail!!
- Disculpa, pero necesito por lo menos uno especial para cuando protocolarmente tenga que saludar al embajador.
- Como? que te pasa?
- Lo siento, pero es que ...apesta, y tengo que proteger mi nariz !!!
Mi amiga se molestó al punto que tuve que mostrarle este segmento periodístico que explicaba el fondo de mi crispación : ( ver recorte al final )
En efecto: Los padres del todopoderoso ex ministro de Economía de Humala se conchavaron con el mas oscuro lumpen de los últimos tiempos ( Orellana) para ROBAR -bajo el disfraz de ventas legales- a los miembros de la Comunidad de la ex CPT ( Compañía Peruana de Teléfonos). Ilícitamente, se apropiaron del "Centro Recreacional y Vacacional Telefónico" ( CERVATEL) ubicado en Santa Clara, para tratar de convertirlo en un gigantesco y redituable condominio en complicidad con la hermana del Ministro (Gerente General de la empresa compradora) y el Alcalde de Ate, quien llegó a convocar hasta una Asamblea especial del Concejo Municipal , específicamente para tratar este asunto.
Hoy en día, si bien Orellana esta en la carcel, los padres y la hermana del ministro gozan -felices- de buena salud, y el ministro mismo fue premiado nombrándosele Embajador del Perú en USA con sede en Washington, ahora su inexpugnable castillo. Me apesta... y por eso necesito un pañuelo.
El rechazo es mayor todavía cuando recuerdo, con contenida ira, que fue ese justamente un proyecto que con Hector Revilla, Enrique Arias, Luis Lopez Chau, Jorge Cordova y otros propiciamos y ejecutamos por los trabajadores y para los trabajadores y sus familias, cuando allá por los 70's y con Revilla , representaba a los trabajadores en el seno del Directorio de la empresa.
La disolución de las Comunidades Laborales dictaminado por Ley durante el régimen dictatorial de Fujimori, con el agravante -negligente e irresponsable- de no complementarla con un obligado Reglamento, contribuyeron a fomentar las condiciones ambiguas e inciertas de las que se aprovecharon los mencionados delincuentes actuando de la mano con hábidos y mercenarios dirigentes de nuestra propia institución, ahora ya plenamente identificados y señalados -con pruebas- para una sumaria e inmediata acción.